miércoles, 5 de marzo de 2014

Parque de María Luisa / Ubicación Monumento Jean-Claude Forestier



El parque de María Luisa, emblema de la jardinería de la ciudad, es fruto de la labor continuada durante decenios de sucesivas obras de remodelación y conservación que tuvieron su principal desarrollo entre los años 1912 y 1922, a partir  de los jardines de la Duquesa de Montpensier. La infanta María Luisa de Borbón y Borbón, donó a los sevillanos en 1893 para su uso y disfrute. Ante la expectativa de la Exposición Iberoamericana, inicialmente a celebrase en 1914, finalmente teniendo lugar en 1929, se acometieron obras y se construyeron nuevos edificios e instalaciones.

En esta labor inicial de reforma y embellecimiento participó de manera determinante el ingeniero francés Jean-Claude Forestier, quien respetando el estilo propio de los jardines ya existentes en la ciudad, desestimó  la aplicación  predominante de modelos entonces en boga, como el paisajismo inglés o el detallismo geométrico francés. Así la mayor parte del parque corresponde a un estilo romántico, con detalles de carácter paisajístico, a lo que contribuye el hecho de que tres cuartas partes de sus especies arbóreas sean caducifolias; al perder la hoja en invierno el jardín cambia de fisonomía estacionalmente creando ambientes bucólicos donde se interpretan elementos arabizantes, afrancesados y anglosajones

Originalmente la extensión del parque abarcaba desde el Palacio de San Telmo hasta la llamada entonces Huerta de la Mariana, Hoy Plaza de América, totalizando en la actualidad una superficie de 381.360 m2  unas 38 Ha, incluida la Plaza de España

El Parque de María Luisa, pues, no  puede entenderse sin la dimensión de la celebración iberoamericana de 1929 y por tanto, en sus inmediaciones y su propio recinto encontramos integrados monumentos tan notables como la Plaza de España y edificios de apreciable valor como el Pabellón Real, el Museo Arqueológico y el Pabellón Mudéjar

El recinto interior del Parque se estructura en una serie de ejes longitudinales paralelos, distinguiéndose dos grandes zonas, una primera, mas sombría y monumental, que conserva gran parte de su trazado original como jardín ducal y una segunda, en la zona oeste y ocupando el sector central, en la que predomina el colorido y el carácter autóctono y donde se hace más patente la labor “forestiana” de transformación y de nuevo diseño. De la complejidad y riqueza interior del Parque dan fe sus innumerables glorietas y rincones pintorescos, fuentes y estanques

En lo referente a su composición florística el parque cuenta con más de 3.500 árboles, casi 1000 palmeras y un número superior a 1000 naranjos amargos o sevillanos, que junto a arbustos y herbáceas se distribuyen en más de 100 especies diferentes. A destacar entre muchas otras posibles, magnolios, árboles del amor, jaboneros, araucarias, cicas, eucaliptos, fresnos, falsas acacias, pinos, grevilleas, podocarpos, ficus,  soforas, ombúes, plátanos de sombra y cipreses
Entre los arbustos señalar limpiatubos, laureles, pitósporos, mirtos, nandinas, pacíficos, durillos, espíreas y celindas  




Fuente: folleto editado por la Delegación de Medio Ambiente del Ayuntamiento de  Sevilla con la colaboración del Distrito Sur 

En el mapa se refleja el lugar en que se ubicará el Monumento a Forestier, queda enfrente mismo del Monumento a la Infanta María Luisa y formando triangulo con el Monumento a Aníbal González 

Desgraciadamente y si alguien no pone freno y remedio en la actualidad peligran sus palmeras, ya son muchas las que han caído y las que se encuentran afectadas y lo peor es que ante la pasividad de los responsables que no hacen nada el Picudo rojo pasea por el parque, cuando haya terminado con las palmeras canarias y datileras que digamos son su manjar de festín, puede suceder que continúe con las otras especies y en poco el parque puede perder todo su aspecto y encanto
Ya comenzó el deterioro con la tala de unos 10 hermosos ejemplares de eucaliptos que para muchos representa toda una incógnita el motivo de su tala, más como aquí es difícil investigar y más difícil pedir responsabilidades puede pasar de todo.
No es suficiente sacar normas desde una mesa de despacho, las normas deben de cumplirse y sobre todo el que las dicta
De su incumplimiento se ha aprovechado nuestro ya, picudo rojo que ha arrasado palmeras en todos los espacios  sevillanos
Declarado plaga conociéndose lo agresivo de su proliferación y se han dejado las palmeras sin actuación como auténticos focos de infección para que el escarabajo siga colonizando y destruyendo, vamos que se le han dado todas las facilidades para que se multiplique y destruya
Y lo que destruye tiene un importante valor tanto paisajístico como económico, conseguir palmeras del porte de las que están cayendo reqiere no solo un importante desembolso económico sino muchos años para que puedan alcanzar el porte adecuado
  




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